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Escalofríos (Dean R.Koontz)


Título original: Night Chills
Autor: Dean R.Koontz
Fecha de publicación: septiembre de 1991 en España (1976 en EE.UU.)
Nº de págs: 373
ISBN: 978-84-406-2004-0

Escalofríos es el primer libro de Dean R.Koontz que tengo la oportunidad de leer y, como introducción al autor y su estilo, he de confesar que me ha dejado un sabor agridulce. También sería justo mencionar que es una de las primeras novelas del afamado escritor de Pennsylvania y que adolece de algunos síntomas de inmadurez literaria que parece ser ha ido puliendo y mejorando con el paso de los años. La trama nos sitúa en un pequeño pueblo donde una extraña gripe, cuyo principal síntoma son los escalofríos nocturnos, está invandiendo la zona. Paul y sus hijos se encuentran de vacaciones en la localidad y son los únicos que al parecer no sufren esta enfermedad. Descubrirán que lo que parecía unan enfermedad es algo más enrevesado y que enlaza con un extraño experimento basado en el control mental y la publicidad subliminal.


A su favor, Escalofríos cuenta con un punto de partida y una idea general bastante original y, por qué no decirlo, aterradora. El uso de la publicidad subliminal con fines que van mucho más allá de los meramente comerciales y su devenir en un control mental que convierte a las personas en auténticos autómatas es una premisa muy interesante y jugosa a la hora de establecerse como argumento de una novela de terror. Koontz acierta plenamente al asentar su narración sobre el interrogante del "¿Qué pasaría si se desarrollaran técnicas de control mental y cayeran en manos indeseables...?" y consigue armar una historia adictiva y ágil para el lector (poco más de 350 páginas...), de rápida lectura y, al menos, entretenida. Además, Koontz hace un uso inteligente de los flashbacks, básicos e imprescindibles para ponernos al corriente de aquellos hechos del pasado que son determinantes para entender tanto lo que ocurre en el presente que nos narra, como algunos comportamientos de los personajes básicos de la trama.


En la construcción de los personajes, Koontz nos da una de cal y otra de arena. Los personajes principales apenas están esbozados y resultan algo pobres en cuanto a caracterización psicológica. Parece ser que Koontz decidió pasar de puntillas sobre una posible elaboración más a fondo del carácter de sus personajes en favor de profundizar en el desarrollo de la idea principal de la trama. Además, encontramos varios personajes muy estereotipados: el protagonista viudo con ganas de rehacer su vida y encontrar de nuevo el amor, sus dos queridísimos hijos (ella mucho más avispada que él), un viejo amigo erudito en casi todas las materias, y un típico pueblo de la América profunda que, a pesar de ser el lugar central del desarrollo de la historia, apenas si es descrito y tenemos que dejar que nuestra imaginación haga el trabajo.


Sin embargo, donde el autor si profundiza algo más es en la elaboración de los villanos, sobre todo en uno de ellos: Ogden Salsbury, un científico de gran intelecto alineado del lado equivocado. Salsbury es el personaje al que Koontz dedica gran parte de sus flashbacks para mostrarnos en profundidad y con todo lujo de detalles el por qué es un ser tan retorcido y los orígenes de su torturada mente, fraguada en una terrible infancia. Y es este científico depravado, degenerado y misógino,  el personaje que introduce un par de ingredientes presentes en grandes cantidades en esta novela: el sexo y la violencia explícita, dos elementos de los cuales Koontz se sirve para trazar y dibujar el lado más oscuro y perverso de la raza humana.

En definitiva, y aunque sé que quizás no sea la mejor novela con la que iniciarse en el mundo de Dean R.Koontz, Escalofríos es una historia que se lee fácilmente debido a su brevedad y su dinamismo, dos de sus grandes virtudes junto a la acertada e inquietante premisa argumental y el excelente villano que el autor ha sido capaz de crear. Por contra, Koontz pasa de puntillas por encima de muchos aspectos y nos deja con las ganas de saber más sobre el lugar donde se desarrolla la acción y sobre otros personajes que merecían un tratamiento más en profundidad.  Además, el autor sacrifica la calidad narrativa en favor del dinamismo anteriormente mencionado y de la fuerza de los acontecimientos narrados. Espero que en futuras lecturas ambos aspectos, totalmente compatibles, sean conjugados de manera más hábil y Koontz deje de jugar a ser un burdo imitador de Stephen King. Todos saldremos ganando.


2 comentarios:

alcorze dijo...

Yo creo que no he leído nada de él. Leí, hace más de 20 años, Fantasmas, pero creo que era el de Peter Straub y no el de Koontz.

En fin, otro más a la lista de los pendientes.

Buen post!!!

Anónimo dijo...

A mí siempre me ha aprecido que este tipo es la sombra de King. Yo traté de leerlo con "Relampagos" y me ayentó, aunque ese libro en particular no es de lo mejor de Koontz.

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